El Informe tributario del Registro de Economistas relativo a 2008 revela que Valencia es una de las ciudades con el coeficiente del Impuesto de Actividades Económicas más dispar.
El índice oscila entre 3,27 y 0,61 por lo que los empresarios y autónomos pueden tener que pagar hasta un 2,6 más según la calle en la que se encuentre su negocio.
La exención introducida por el Gobierno a partir de 2003 en el IAE supuso una pérdida recaudatoria importante para los ayuntamientos que el Estado tiene que compensar por otras vías. Hasta entonces, el IAE era la segunda fuente de financiación, mientras que ahora es la última.
El Ayuntamiento de Valencia ha aplicado una reforma del callejero del IAE que ha disparado el impuesto en algunas zonas.
En relación al ICIO, el impuesto que se aplica a las nuevas construcciones, el Ayuntamiento de Valencia tiene el gravamen al máximo. Albacete, Alicante, Almería, Madrid y Málaga aplican el mismo coeficiente (4) que Valencia. Ourense y Palencia son las ciudades con el ICIO más barato. Este tributo representa el 10% de los ingresos de los ayuntamientos y su aportación creció considerablemente en los años del "boom" urbanístico.
En relación a las plusvalías, el impuesto que grava la compra-venta de inmuebles, Valencia está dentro de la media.
En relación al impuesto de vehículos, Valencia es una capital barata. Las tarifas para turismos están al mismo nivel que Logroño o Jaén y oscilan entre 20 y 160 euros en función de la cilindrada. Barcelona es una de las ciudades más caras, con recibos que oscilan entre 25 y 179 euros.
La ciudad de Valencia aplica el tercer tipo más alto de entre las capitales españolas para el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), la antigua contribución urbana. El 0,974% de índice, porcentaje que se aplica sobre el valor catastral del inmueble para fijar el importe del tributo, sólo se ve superado en España por Huelva (1,06%) y Melilla (1%). Sin embargo, el tipo impositivo no coloca de forma automática a Valencia como tercera en presión fiscal por esta figura tributaria, ya que los valores catastrales no han sido revisados desde 1998, a diferencia de los de otras capitales en las que la base de cálculo está más actualizada y el valor es más alto.
Según los datos facilitados por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) en su informe sobre 2008, a continuación de Valencia figuran Cádiz y Ciudad Real, con un tipo del 0,970%, aunque en la ciudad andaluza los valores catastrales fueron revisados en 1996 y en la manchega, en 2000.
Madrid aplica un tipo del 0,558%, pero los valores son más recientes, de 2002, el mismo año que Barcelona, que tiene fijado un índice del 0,75%.
El IBI es el principal ingreso tributario de los ayuntamientos, que son los que fijan los índices. Los valores catastrales son decididos por el Ministerio de Hacienda. En el caso de Valencia, a petición del ayuntamiento, la revisión de valores está paralizada, aunque la recaudación crece cada año porque en la Ley de Presupuestos del Estado se fija una revisión automática de los valores catastrales de los inmuebles de un 2% (un 1% para 2010 por la crisis económica) y al aumentar el valor se incrementa el precio del recibo aunque el tipo municipal se mantenga congelado.
Ni el ayuntamiento ni Hacienda quieren dar el primer paso, aunque las dos partes reconocen que hay que revisar los valores catastrales para acercarlos al valor de mercado de las fincas ya que ahora se calcula que reflejan el 40% del valor real. Sin embargo, una revisión catastral es tremendamente impopular y las instituciones huyen de ella especialmente cuando se acercan citas electorales.
SEGUN LEVANTE EMV.
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